En el diario El Salmantino de 28 de diciembre de 1912 el Presbítero e historiador mirobrigense Jesús Pereira responde al artículo publicado en AVANTE el día 21 de diciembre.
Los milagros de Urueña y las Columnas de Ciudad Rodrigo
Al señor don Luis Rodríguez Miguel
En el último número de Avante, aparece un artículo de don
Luis Rodríguez Miguel, vicepresidente de la comisión provincial de monumentos y
en el que, al dar cuenta de un trabajo del sapientísimo arqueólogo, P. Fita,
sobre «La diócesis y fuero eclesiástico de Ciudad Rodrigo en 13 de Febrero de 1161»,
publicado recientemente en el Boletín de la Real Academia de la Historia,
propone a los aficionados mirobrigenses la solución de la siguiente cuestión que respecto a los
milagros de Urueña y las columnas de Ciudad Rodrigo se deducen, por lo visto,
del erudit trabajo del director de la Real Academia de la Historia. «El
director de la Real Academia de la Historia —dice el señor Rodríguez Miguel— invita
a la Comisión provincial de monumentos, de Salamanca, a que se ponga en claro
la identidad de ambos monumentos, y luego, más abajo, endosa amabilísimamente
esta invitación a los aficionados mirobrigenses, concretando la cuestión en las
siguientes preguntas:
¿Existen esas columnas en los altos de Ureña? ¿La
inscripción es igual a la que tienen las de Ciudad Rodrigo? ¿Son las que como
emblema heráldico tiene Ciudad Rodrigo las mismas de Ureña, trasladadas de aquel
sitio? ¿Cuándo y por qué causa comenzó a usar Ciudad Rodrigo esas columnas como
emblema heráldico?»
Un poco aficionado a conocer las antigüedades de mi pueblo,
allá va, aunque peque de atrevido, algo que a mi parecer soluciona la cuestión
propuesta.
Desde luego, la primera, segunda y cuarta de las preguntas
del señor Rodríguez Miguel, no me atrevo a contestar por hoy; pero a la
tercera, principal de todas ellas, me parece que puede contestarse sin ningún género
de titubeo, que las columnas que como emblema heráldico usa Ciudad Rodrigo, no
son las mismas de Urueña, ni por lo tanto trasladadas aquí desde aquel sitio.
La razón es humilde, pero muy digna de tenerse en cuenta a
falta de otros datos y razones.
Si el señor Rodríguez Miguel ha visto la Historia Civitatense,
(1) se habrá fijado que por el capítulo del primer libro, al tratar de los prebendados que tiene este templo, de
los que han tenido las dignidades se
deduce que Sánchez Cabañas escribió su Historia Civitatense en el año 1627,
pues dice textualmente: «y este año de 1627 murió don Martín González Dávila, y
el señor don Alonso Samaniego tomó la posesión (del decanato), en 1º de Mayo, y
es el que al presente la tiene».
En la Historia de la M. N. y M. L. ciudad de Ciudad Rodrigo,
del mismo autor, en el capítulo III, al hablar de las columnas que Augusto puso
para señalar los términos de esta ciudad, dice a la letra:
«Las tres columnas son las mismas que hoy se ven en la
ciudad…
Estaban puestas casi en medio de la ciudad, en lo más
elevado del monte en que fue fundada, que venía a ser el sitio donde hoy se
hallan las carnicerías, al hacer las cuales se halló una piedra sobre la que
estuvieron antes fijadas las columnas, y habiendo notado contener alguna
inscripción, se dio conocimiento al consistorio, quien mandó que el preceptor
de gramática, Silva, explicase la inscripción, a cuyo acto se halló el noble
caballero Antonio de Cáceres Pacheco, y visto que resultaba el letrero en honor
de la ciudad, se mandó fuesen trasladadas las mismas letras, con sus puntos y
notas ortográficas, a otra piedra nueva por estar la hallado sumamente hendida
y que así se colocase sobre las columnas, las cuales, por estar recibidas como
armas de la ciudad, habían sido colocadas en el mismo sitio que ahora tienen al
lado de las casas consistoriales en la plaza Mayor, junto a la parroquia de San
Juan Bautista. El año que fueron trasladadas lo señala otra piedra que se puso
por adorno con esta inscripción:
«REGNANTE FILIPO II HAS COLUM
CUM INSCRPS ABIMA BASS
REPERT HIC AUGUSTOBRIGA
INSTAURAND, ANNO
MDLVII.»
En la misma historia de la muy noble y muy leal ciudad de Ciudad Rodrigo, al capítulo 11, describiendo el
origen y curso del río Águeda, dice Cabañas: «entre los dos pueblos de Robleda
y Guinaldo, se le une asimismo (al Ägueda), otro gran arroyo, llamado Belloso,
quedando en medio un monte alto, donde estuvo fundada la ciudad de Osonia,
llamada ahora Urueña (2), de la que se ven aún algunos restos de edificios
arruinados y unas columnas que han quedado en pie, a las cuales llaman los de
aquella tierra, los milagros de Urueña».
De las palabras subrayadas en los anteriores traslados se
deduce, a mi ver: 1º Que al tiempo de escribir Cabañas su Historia de la muy
noble y muy leal ciudad de Ciudad
Rodrigo, que estaban en pie, sobre el monte donde se asentaba Osonia,
las tres columnas que los coetáneos del historiador llamaban los milagros de
Urueña. 2º Que las tres columnas, armas de Ciudad Rodrigo, estaban colocadas
junto a las Casas Consistoriales desde el año 1557, habiendo estado antes
emplazadas en el sitio que hoy tienen las llamadas Carnicerías Viejas, y esto
desde una fecha, que aunque el autor no lo dice, debió ser lo suficientemente
remota para que la piedra encontrada bajo su base estuviera tan deteriorada. 3º
Que antes del año 1557 ya estaban recibidas como armas de la ciudad las tres
columnas de Ciudad Rodrigo, y 4º Que Cabañas escribió su Historia Civitatense
en el año 1626 o 28, y de igual o próxima fecha, debe ser la del mismo autor Historia
de la M. N. y M. L. ciudad de Ciudad Rodrigo.
Luego, si en el año 1626 los milagros de Urueña estaban en
pie sobre el monte de la ciudad de Osonia y las columnas-armas de Ciudad
Rodrigo estaban como hasta hace pocos años, junto a las Casas Consistoriales,
paréceme evidente que los milagros de Urueña no son las columnas de Ciudad
Rodrigo.
Este parece que es el nudo que el señor Rodríguez Miguel
trataba de deshacer con el encadenamiento de sus preguntas, y creo innecesario
emplearse en la desesperante tarea de buscar en el revuelto archivo municipal
para no sacar, tal vez, la consecuencia, como contestación a las demás preguntas.
JESÚS PEREIRA. (PBRO.)
Ciudad Rodrigo
NOTAS:
(1) Por Ciudad Rodrigo corre impresa, aunque ya bien
escasamente por cierto, una Historia de la M. N. y M. L. ciudad de Ciudad
Rodrigo, por don Antonio Sánchez Cabañas, y era opinión generalmente admitida
que Cabañas había escrito solamente una historia de este pueblo, siendo la que
por aquí corre impresa un número muy reducido de sus capítulos, entresacados de
la original por algún curioso y así conservados por los demás. En investigaciones
sobre el asunto, de las que por creerlas de gran importancia di cuenta un día
al ilustre Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, vine yo a deducir que Sánchez
Cabañas no escribió una sola historia, como se cree, sino dos: una la ya
citada, y otra titulada Historia Civitatense, que después de mucho buscar tuve
la fortuna de encontrarla en la sección de manuscritos de la Biblioteca
Nacional. El Ayuntamiento, preocupado con asuntos de mayor trascendencia sin
duda, aún no me ha contestado a las peticiones que en mi solicitud le hacía,
aunque en pública sesión se ocupó del asunto. Por si a la Comisión de
Monumentos pudiera interesarle, me ocupare de ello en otro número, si el
director de EL SALMANTINO me lo permite.
(2) Como se ve en este traslado de la Historia de la
M. N. y M. L. ciudad de Ciudad Rodrigo, S. Cabañas llama Urueña a la antigua
Osonia. El señor Rodríguez Miguel la llama primero Urenia y después Ureña.
¿Estos nombres están tomados exactamente del trabajo del P. Fita? De ser así será
cosa de averiguar si la Historia Civitatense, de la que habla el P. Fita, es la
que con la asignatura 7112 se guarda en la Biblioteca Nacional, o por el
contrario, es uno de los libros sobre linajes y antigüedades mirobrigenses
escribió S. Cabañas, y que yo daba por completamente perdidos.